El Aeroclub de Balcarce es testigo del paso de Hervé Ribet, un aviador francés que emprendió una imponente travesía aérea desde Europa hasta Sudamérica a bordo de su avión monomotor. En su paso por la ciudad, compartió su experiencia junto a Claudio Robetto, aviador local que ofició de anfitrión y traductor.

Gabal habló con ambos sobre la mencionada aventura. Hervé aterrizó por primera vez en Argentina en noviembre, tras una ruta que lo llevó por distintos países hasta Brasil, donde —según relató— enfrentó varias dificultades. Sin embargo, en nuestro país encontró hospitalidad y nuevos amigos: "Argentina es muy linda, hice muchos amigos y Claudio me ayudó mucho", expresó con una sonrisa.

Durante su recorrido por Argentina, estuvo en ciudades como Mar del Plata, Bahía Blanca, Comodoro Rivadavia, Ushuaia, Mendoza y Balcarce, entre otras. Su plan original era dar la vuelta al mundo, pero diversos contratiempos —como la negativa de Isla de Pascua para autorizar su aterrizaje debido a las largas horas de vuelo necesarias— obligaron a modificar el itinerario. También se vio limitado por la imposibilidad de atravesar el espacio aéreo ruso por ser ciudadano europeo.

Desde diciembre dejó su avión en el Aeroclub balcarceño, donde también residió durante una semana en un campo. Pronto retomará su viaje rumbo a Chile, cruzando los Andes para continuar por Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Centroamérica, Estados Unidos, Canadá, Groenlandia, Islandia, Reino Unido y, finalmente, regresar a su hogar en Francia.

"La experiencia en Argentina fue maravillosa", resumió Hervé. A pesar de algunos momentos difíciles, como los vientos intensos cerca de Mendoza, disfrutó de cada aterrizaje y del compañerismo de la aviación general: "Es un ambiente donde todos se ayudan", destacó.

El contacto

Reveló Claudio que ante la llegada de Hervé a Sudamérica él se ofreció para que pueda llegar a Argentina a través de un grupo de aviadores que llevan adelante este tipo de viajes alrededor del mundo. Por otra parte y por cuestiones de permisos y diplomacia, el avión de Hervé debió quedar en el Aeroclub de Balcarce, hasta que pudiera viajar con la llegada de las estaciones más cálidas en el hemisferio norte. 

Viaje solidario

Más allá de las aventuras que trae el vuelo alrededor del mundo, el viaje de Hervé también tiene que ver con una finalidad solidaria ya que busca dotar a centros de salud y hospitales con payamédicos y así asistir a niños enfermos y al personal de salud. 

Retorno

Antes de partir, Hervé no descartó volver con su esposa —e incluso con su perro— para reencontrarse con los amigos que dejó en Balcarce. Y como broche, entre risas, prometió una visita recíproca: “Tal vez yo te visite en Francia”, dijo Robetto. “Cuando quieras, será un verdadero placer”, respondió el aviador francés.

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