Admiración, respeto y un cariño unánime. Con ese clima, desde temprano, la sala velatoria Piovano, en 3 de Febrero 3630, se llenó de gente. Familiares, colegas de los medios, dirigentes políticos, referentes del deporte y la cultura, vecinos de a pie. Todos conmovidos por la misma ausencia: la de Vicente “Cholo” Ciano, el periodista que durante más de cinco décadas fue una figura entrañable de la vida marplatense.
Tenía 88 años y hasta hace unos días, a pesar de estar internado, seguía viendo fútbol: alcanzó a mirar el partido del PSG con el Real Madrid por el Mundial de Clubes. Su pasión por el deporte, por el periodismo y por la vida no conocía descanso. Y así lo recordaron, entre anécdotas, vivencias y más sonrisas que lágrimas, quienes se acercaron este sábado entre la mañana y el mediodía a darle el último adiós y un abrazo a su familia.
Durante toda la ceremonia estuvieron junto a los restos del “Cholo” su esposa Isabel y su hijo Ariel Ciano, quienes recibieron los besos, abrazos y el cariño de la gente para el hombre que hace tiempo es leyenda del periodismo marplatense y es igualmente reconocido por su calidad humana. “¿Viste que nadie hablaba mal del Cholo? Todos los querían. Era un tipazo, un maestro; único. Se lo va a extrañar”, comentó alguien muy cercano, uno de sus tantísimos amigos íntimos.
También lo acompañaron con su presencia figuras de todos los espacios. El intendente Guillermo Montenegro, quien expresó que “el Cholo era un pedazo de Mar del Plata”, compartió su recuerdo personal: “Siempre con su grabadorcito, con ese humor sarcástico, saludándome y preguntando por mis hijos. Uno creía que el Cholo iba a estar siempre, porque él siempre estaba. Fue un ejemplo de muchas cosas, sobre todo como persona, con muy buena educación y hacía preguntas filosas; no dejaba de sacudir, pero siempre con respeto”.
Asistieron además el senador nacional Maximiliano Abad; los diputados provinciales Gustavo Pulti y Diego Garciarena; la presidenta del Concejo Deliberante, Marina Sánchez Herrero; concejales de distintos bloques, funcionarios como Vilma Baragiola, Francisco Taverna, Gustavo Serebrinsky y Bernardo Martín; dirigentes gremiales y empresariales como Blas Taladrid y Florencia Miconi; y dirigentes políticos como Fernanda Raverta, Fernando Maraude, Rodolfo Iriart y Alejandro Martínez, entre muchos otros.

Guillermo Montenegro junto a Ariel Ciano.
También estuvo presente el empresario Florencio Aldrey, director de Multimedios LA CAPITAL, quien acompañó a la familia en la sala y acercó, telefónicamente, unas sentidas palabras de Monseñor Carlos Humberto Malfa desde Jerusalén.
En un clima cálido, con llantos mezclados de a ratos con risas, asistieron periodistas de todos los medios, incluidos viejos compañeros como Ricardo Pérez Bastida y Juan Carlos Morales. También hubo familiares de Mario Trucco.
“El Cholo era familia para mí”, dijo emocionada Marta Abachián, quien lo acompañó hasta en sus últimos días en la clínica, donde su salud fue apagándose poco a poco en estos últimos días. A pesar de eso, “siempre tenía una sonrisa, una palabra linda, amable; era lo más”, recordó su amiga, rodeada de más colegas.
También pasaron a saludar y dar su pésame el medallista olímpico Juan Curuchet, el presidente del Consorcio Portuario, Marcos Gutiérrez, e integrantes del Centro de Ex Soldados Combatientes de Malvinas, representados por su presidente José María “Coty” Lambertini, un gran amigo de Ciano.
No faltaron las grandes ofrendas florales que ocuparon buena parte de la sala. Algunas de ellas enviadas por UTHGRA a través de Luis Barrionuevo, SPI Astilleros y Horacio Tettamanti, la familia Cheppi, el Círculo de Periodistas Deportivos de Mar del Plata, el Club Kimberley, la Liga Marplatense de Fútbol, la UCR, Canal 10 y el Grupo Olmos, entre muchos otros.
El padre Luis Albóniga ofició cerca de las 10 una breve ceremonia religiosa y, con palabras simples y sentidas, destacó “el valor de la amistad” de Ciano y su “bonomía”: esa afabilidad, humildad y bondad que lo definían. También participó el padre Juan Pablo Cayrol.
Hubo aplausos para el “Cholo” dentro y fuera de la sala. Varias veces durante la jornada los presentes aplaudieron su figura, su manera de ser, su forma de hacer periodismo. “Dejó la vara alta”, comentó un colega al recordar el paso de Ciano durante casi 40 años por la pantalla de Canal 8, pero también haciendo sonar su voz por LU6 Radio Atlántica y sus columnas en El Atlántico, entre otros medios.
Sobre la vereda de Piovano, con un sol tibio que de a ratos interrumpía la fría mañana del sábado, se multiplicaban las anécdotas, los momentos compartidos y también las sonrisas, porque a pesar de la tristeza que genera su partida, el recuerdo del Cholo arranca risas. “El Cholo no tenía credenciales. No las necesitaba. Entraba a todos lados… era el Cholo”, contaban entre abrazos. Todos los presentes tenían una historia con él digna de recordar.

Juan Carlos Morales y Fernando Signorini.
“Todos lo querían, y él los quería a todos”, expresó Ariel Ciano, su hijo, visiblemente conmovido, orgulloso de su papá. “Mi viejo me transmitió muchas cosas, pero hay dos muy importantes: siempre me decía ‘ayudá siempre que puedas’, y también me enseñó: ‘Caminá por la vida para que nunca tengas que bajar la mirada’.”, compartió.
Finalmente, sus restos fueron trasladados minutos después del mediodía al cementerio Colinas de Paz.
Al salir de la sala, los presentes lo despidieron con un último aplauso. Un aplauso largo, sentido. Como si la despedida fuera un “hasta siempre” cargado de gratitud, respeto, camaradería y admiración.
Se fue el periodista. Queda el legado, el ejemplo enorme, Vicente “Cholo” Ciano, o simplemente “Cholo”, el amigo de todo Mar del Plata.
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