Axel Kicillof enfrentaba una verdadera prueba de carácter y liderazgo político en el acto que encabezó en Berisso para conmemorar el Día de la Lealtad Peronista, pocas horas antes de que se definan las candidaturas para la conducción del PJ. Eligió un discurso en el que midió cada palabra, consciente de que su mentora y jefa histórica, Cristina Kirchner, lo seguía con atención, a la distancia: ella aspira a presidir el partido y el principal obstáculo que le queda para desactivar una interna es la falta de un apoyo explícito del gobernador bonaerense.