En la mañana de este miércoles, un grupo de 42 alumnos del Colegio María Auxiliadora de la ciudad de Mar del Plata llegó a Balcarce para desarrollar una jornada solidaria en el Geriátrico Municipal Ernesto Pinto. La propuesta incluyó pintura, jardinería y actividades recreativas junto a los residentes del hogar, con el objetivo de dejar una huella positiva tanto en lo edilicio como en lo humano.
Una iniciativa educativa con impacto social
El profesor de educación física y preceptor Diego, quien coordinó la actividad junto a la secretaria del colegio, Julieta Pellegrini, explicó que la idea se enmarca dentro del proyecto educativo institucional “Siempre hemos realizado viajes o campamentos, pero hacía tiempo que buscábamos una propuesta en la que los chicos no solo vayan a divertirse, sino también a dejar algo en la comunidad que los recibe”, señaló.
El proyecto se gestó en conjunto con las profesoras de catequesis Valentina Castillo y Belén Clavero, y fue posible gracias al contacto con el padre Pablo Etchepareborda de la parroquia San José, quien los vinculó con Mariana, directora del geriátrico.
Trabajo en equipo y compromiso
Los alumnos se dividieron en tres grupos: jardinería, pintura interior y pintura exterior. El vivero Antoniucci donó plantas para renovar los espacios verdes, mientras que las familias del colegio colaboraron con materiales y un bono contribución para adquirir la pintura.
“Hoy logramos una hermosa jornada, el clima acompaña y el recibimiento fue excelente. Los chicos ya compartieron con los abuelos y hasta los vimos emocionarse por la visita”, destacó Diego.
Encuentro de generaciones
Además de las tareas de embellecimiento, los estudiantes prepararon actividades para interactuar con los residentes, como un bingo musical con canciones de la época de los abuelos, almuerzo y merienda compartida.
Julieta Pellegrini subrayó la importancia de estas experiencias en la formación de los jóvenes:
“Lo que se va a ver por fuera es un poco de pintura y plantas, pero lo más valioso es la alegría y la conexión que se genera. Muchos alumnos no tienen contacto diario con sus abuelos, y este vínculo enriquece tanto a ellos como a los residentes”.
Una semilla que busca multiplicarse
La secretaria del colegio remarcó que la misión también implicó que los chicos se desconectaran de la tecnología para priorizar la convivencia y la solidaridad. “Esperamos que esto se replique, que sea el inicio de muchas experiencias similares, tanto en Mar del Plata como en otras localidades”, concluyó.
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