Los gremios con representación en el Congreso cerraron la negociación salarial paritaria por seis meses, que concluirá a fines de noviembre con una mejora acumulada del 7,52%. Este incremento se trasladará automáticamente a las dietas de al menos la mitad de los senadores, quienes percibirán en los primeros días de diciembre un ingreso bruto de $10.216.000, que incluye dieta, gastos de representación y desarraigo. Los legisladores deben tributar el 35% de Ganancias sobre estos ingresos.

El principal beneficiado será el bloque kirchnerista de Unión por la Patria, conducido por José Mayans, ya que la mayoría de sus 34 senadores rechazó la propuesta de la vicepresidenta Victoria Villarruel de renunciar a los aumentos automáticos. Solo dos legisladores kirchneristas no recibirán la mejora: Alicia Kirchner, que percibe únicamente su jubilación tras renunciar a la dieta, y Fernando Rejal, quien aceptó la propuesta de Villarruel.

Hasta junio último, la totalidad de los bloques de La Libertad Avanza, UCR, Pro y del interbloque de Las Provincias Unidas habían renunciado a percibir los aumentos automáticos. Entre quienes sí verán mejoradas sus dietas estarán, además de los 32 senadores de Unión por la Patria, Lucila Crexell (Las Provincias Unidas).

La polémica sobre la dieta de los senadores comenzó en abril del año pasado, cuando se aprobó una resolución que enganchó sus ingresos con los sueldos del personal legislativo, estableciendo su valor en 4.000 módulos, la unidad de cálculo salarial legislativa. Ese aumento había llevado el ingreso bruto de los senadores a $9,5 millones y generó críticas que motivaron a Villarruel a permitir la renuncia voluntaria a los incrementos mediante una nota formal a la presidencia de la Cámara alta.

Desde el entorno de la vicepresidenta se defendieron, indicando que estaban cansados de que Villarruel fuera blanco de críticas en redes sociales por una decisión en la que no tuvo participación, dado que no es senadora.

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