Los migrantes estuvieron a la deriva en el mar durante horas, temiendo por sus vidas. Foto: Candida Lobes/MSF
El bote era sólo eso; un bote de madera sin protección que evitara terminar cayendo en el agua. Era una balsa que avanzaba con el Mediterráneo metiéndose dentro, y con casi 200 personas hacinadas a bordo, algunas muertas. La embarcación marchaba hacia ningún lado, hundiéndose por el peso insoportable de su carga.
Con esa situación se encontró este martes un equipo de Médicos Sin Fronteras, que se lanzó al rescate para hallar debajo de ese enjambre humano de migrantes con salvavidas, los cadáveres de diez personas que no resistieron.
Los sobrevivientes del bote de madera informaron al equipo de MSF que había más personas ubicadas en una suerte de subsuelo del bote, que no respondían cuando se les hablaba.
Después de que 99 personas subieron a salvo a bordo del Geo Barents, el equipo de rescate encontró los cuerpos de 10 personas. Los sobrevivientes relataron que éstas personas habían pasado más de 13 horas en la cubierta inferior estrecha del bote, con un alto nivel de olor a combustible intoxicante; se cree que murieron asfixiados.