El pasado sábado, tuvo lugar un nuevo homenaje para dar inicio a la EduCoAgro, en su décima edición. Allí, en el Museo del Automovilismo "Juan Manuel Fangio", se reconocieron a las diversas comunidades provenientes de diferentes partes del mundo y que aportaron lo suyo para el crecimiento y el desarrollo de Balcarce.
La comisión organizadora de la EduCoAgro, destacó a la comunidad italiana, francesa, neerlandesa (Países Bajos), a la árabe, a la española, a la vasca y a la alemana.
Angel Verlota y Rodolfo Mancinelli
El inicio de los reconocimientos, arrancando por la comunidad italiana tuvo como protagonistas a Ángel Verlotta y Rodolfo Mancinelli. Quien "rompió el hielo", fue Verlotta, quien sostuvo que sembraba papa, ajo, entre otros cultivos: “el enristrado del ajo era difícil, pero para mí era fácil. Yo hacía 280 ristras por día. El ajo hay que mojarlo para enristrarlo. Así se vendía. Era la única manera. Todo el trabajo en el campo se hacía a mano. En aquel momento no había tractores, se hacía todo a caballo. La papa también la sembrábamos a mano. Estuve toda una vida trabajando en esto”. De su familia contó que vivían cerca de Los Pinos hacia 1955: “yo arranqué a los 18 años en el campo y dejé hace 5 años”. Verlotta, también agregó que su familia llegó a Argentina tras la segunda guerra mundial.
Por su parte, Mancinelli, quien se dedicó a la reparación de hidráulicos, relató sobre su origen: “yo soy hijo de inmigrantes, mi padre llegó a los 4 años desde Italia. Estuvo en un pueblito cerca de la ruta 9 camino a Rosario. Después formó su familia. Mis padres siempre me inculcaron el estudio. Sobre cómo llegué a Balcarce, fue porque mi hermana se casó con un papero y vine a trabajar aquí”.
Luis Scarpato
El siguiente homenajeado fue Luis Scarpato, uno de los grandes referentes de la Sociedad Italiana. Con su hijo Sebastián, ahondó sobre su historia y su vida en la institución intaliana. En primer lugar, Sebastián, destacó el trabajo que realiza su padre en su rectificadora. Que siempre "se va un ratito al taller y se queda hasta la noche". “Es su vida y no va a cambiar”, contó Sebastián. Su padre, afirmó los dichos de su hijo: “si no sigo así, es muy probable que me toque otro camino. Entonces, me siento bien, soy muy feliz. Estoy en una profesión que no me gustaba. Pero mi padre, a quien yo admiro, me enseñó el oficio. Él vino de Italia. Siempre tuvo en su cabeza que sus hijos tenían que aprender un oficio. Entonces nos obligó a hacerlo. En 1954 vinimos a Balcarce y no nos fuimos nunca más”. El origen de la rectificadora tuvo que ver con una pequeña anécdota de esa enseñanza que siempre le inculcó su padre: el oficio.
En relación a la Sociedad Italiana, Scarpato, señaló: “durante mucho tiempo permaneció cerrada y los italianos no tenían a donde ir. Con un grupo de vecinos, nos integramos y se reflotó y así permanece hasta estos días”.
Ana y Geosina Iarossi
Más adelante y en la pantalla gigante que corona el hall del Museo del Automovilismo, los presentes pudieron observar una entrevista a Ana y Geosina Iarossi, realizada por alumnos del Colegio “San José”. Allí explicaron su historia de inmigración. Contaron su llegada a Argentina en barco, una anécdota, donde el padre no recuerda el nombre de una de sus hijas, cómo fue que aprendieron el idioma español, siendo que hablaban su lengua materna, entre otras anécdotas.
Ya ubicadas en el pequeño escenario del hall, ambas confesaron que no han podido volver a su ciudad natal, Benevento, pero que una sobrina sí pudo concretar ese viaje y les envió fotos y videos, recordando su lugar de origen.
Marcelo Haurie
Finalizando los reconocimientos italianos, comenzó el francés. El siguiente homenajeado fue Marcelo Haurie, descendiente de franceses y quien relató las raíces de una comunidad que tuvo gran injerencia en la ciudad: “soy descendiente de franceses por mi bisabuelo. Fue el primer presidente de la Sociedad Francesa. Hay muchos franceses en Balcarce, pero seguramente por desconocimiento, la gente no se acerca por diferentes confusiones con el origen vasco. La Sociedad Francesa peregrinó por toda la ciudad, incluso, estuvo en la Sociedad Española que ya existía. Esto hasta que se decidió constituir en el año 1903, se forma la primera comisión. 11 años después se inaugura el edificio de la Sociedad Francesa en Av. Kelly entre 19 y 21, que es donde está actualmente. Ahí mi bisabuelo fue proclamado el primer presidente. Sueño con que se pueda reivindicar esta historia y que pueda haber una nueva etapa de crecimiento en la Sociedad Francesa. Los franceses en Balcarce se diversificaron: algunos se dedicaron al comercio, otros a la producción agropecuaria, no hubo una especialidad en la que se encolumnaran todos o que fuera una característica de esa nacionalidad”.
Sara Hisdid e Ismael Mohana
Dejando atrás a la comunidad francesa, llegó el momento de la árabe. El reconocimiento, en esta ocasión fue otorgado a Sara Ester Hisdid e Ismael Mohana. En primer término y sobre su historia Hisdid, comentó: “mi papá nació aquí en Argentina, pero cuando tenía 4 meses, junto a mi familia, volvió a Siria. A los 8 años, retornó a Argentina. Hablaba el idioma árabe porque se había criado allí. La pasó mal cuando arrancó la escuela, porque lógicamente no le entendían nada. Mi mamá era del Líbano. Ambos trabajaban en la papa, en el campo. Después mi padre se dedicó a la venta de ropa. En religión los musulmanes de aquí se juntaban en mi casa a rezar y leer al no estar cerca de la mezquita. En la gastronomía, en mi casa, toda la comida era árabe y es algo que se mantiene de generación en generación. Del idioma, algo recuerdo”.
En ese marco Mohana, resaltó: “mi padre vino de Siria en 1911 a Argentina. Era adolescente, humilde. Estuvo un tiempo en Otamendi, donde conoció a mi madre que era española. Allí nací yo. Luego en 1947 llegamos a Balcarce y de aquí no me moví más”.
Para cerrar Hisdid, habló de lo realizado en la Unión Árabe ubicada en calle 16 entre 9 y 11. Contó que previo a la pandemia se realizaban varios eventos, incluidos los de gastronomía, pero debido a lo ocurrido, fue el detonante para que las mencionadas actividades cesarán, pero resaltó que "de a poco estamos volviendo”.
Nelly, Nora y José Bakker
Nuestra ciudad también cobijó a la comunidad neerlandesa (Países Bajos). Más adelante en los homenajes, fueron destacados Nelly, Nora y José Bakker. En la pantalla gigante, los Bakker contaron su historia. Luego de un convenio realizado entre distintos bancos europeos y argentinos, vinieron al país para la conformación de diferentes granjas. “A nuestro padre le tocó la granja nueve, que se encontraba ubicada en la laguna de Los Pinos”. Contaron, además, que el medio de transporte entre el campo y la ciudad era el sulky y que el trabajo de las granjas: los pollos, se vendían a diferentes hoteles de Balcarce.
Pero el negocio neerlandés de su familia no se quedó en la venta de pollos de granja, sino que tras ver el potencial económico en la venta de flores a aquellas personas que visitaban a sus difuntos en el cementerio, el padre de los Bakker, decidió comenzar con ese nuevo trabajo. "Empezó pidiendo semillas a Holanda y generó sus propios cultivos de plantas y flores para vender, sostuvieron los Bakker.
Luis Bodega
Seguidamente llegó el momento de Luis Bodega, ingeniero agrónomo, exdecano de la Facultad de Ciencias Agrarias y nativo Vasco. En relación a su historia, precisó: “mis padres me trajeron en el año 1950. Ellos tenían 30 años y yo tres meses. La travesía en barco fue de 17 días. A su llegada a Argentina, se instalaron cerca de Miramar en una chacra. Ellos tenían dos hermanos aquí en Argentina. En 1951 o 1952, aparecemos en una panadería en Los Pinos y ahí estuvimos hasta el año 1957. Ese año, llegamos a Balcarce. Lo que siempre recuerdo es esa cuestión, que nos fueron imponiendo del trabajo. El trabajo es la forma de progresar. Si no se trabaja, es difícil llegar a algún lado. Y lo mismo con el estudio. Desde chico me inculcaron eso. Mi padre nos estimuló para que trabajáramos y estudiáramos y así fuimos creciendo. Agradezco a la Argentina, por haberme cobijado. En cada lugar que estuve, donde ocupé cargos, lo hice como ciudadano español. Jamás tuve que rendir cuentas, no me preguntaron nada. A tal punto que un día, hace 15 años que me hice la ciudadanía argentina”.
Luis Ridao Cayuela
Cerrando el homenaje y por parte de la comunidad española, Luis Ridao Cayuela fue el próximo destacado y señaló: “después del 1900 mi abuelo estuvo dos veces en Argentina. Antes de la guerra de 1914, volvió a España, retornó Argentina, luego volvió a España, se casó, tuvo ocho hijos. Antes de que naciera el último, volvió a Argentina y no volvió nunca más a España. Después de 20 años, mi madre y mi padre junto a mi tío vinimos todos en avión desde España. Yo tenía apenas 10 meses. Teniendo familia ligada en Otamendi, se pusieron a trabajar en el campo en la zona. Hasta los 17 años viví en San Alberto y los 17 años vinimos para la ciudad de Balcarce. Mis padres conocían el campo, pero al principio todo fue muy duro, pero lentamente fueron saliendo adelante. Argentina ha sido muy generosa, porque con trabajo y esfuerzo se fueron haciendo una posición y pudieron salir adelante”.
Juan Duckwitz
La comunidad alemana también tuvo a su destacado en Juan Duckwitz, pero por problemas de salud no pudo asistir al Museo del Automovilismo. Por ese motivo, la comisión organizadora le haría llegar su reconocimiento.
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