La historia se repite año tras año. La violencia y brutalidad de parte de policías e hinchas brasileños contra simpatizantes argentinos que viajan para seguir a sus equipos crece sin parar ante la pasividad de las autoridades, que prefieren mirar hacia otro lado. La AFA, la Conmebol y la Cancillería argentina parecen ignorar la problemática y trasladarse a Brasil para seguir al equipo de sus amores termina siendo una verdadera odisea para los hinchas.

De hecho, esta semana se vivieron momentos de pura tensión en las calles cariocas cuando un ómnibus de hinchas de Peñarol fue asaltado por un grupo de torcedores de distintos clubes de Río de Janeiro que tuvieron vía libre para llevar a cabo la agresión, sin consecuencias. Los hinchas uruguayos atacados denunciaron que la zona estuvo “liberada” por la Policía Militarizada local, que recién actuó cuando los orientales intentaron responder a la violencia. Esto ocurrió a horas del duelo entre el Carbonero y Botafogo, que se disputó esa misma noche en el estadio Nilton Santos, donde en la tribuna visitante faltaron más de 200 fanáticos que permanecieron detenidos.

En apenas 72 horas, hubo escenas violencias y de abuso de autoridad en el marco de las cuatro semifinales correspondientes a la Copa Libertadores y Sudamericana que se disputaron en Brasil. En Belo Horizonte, simpatizantes de River fueron golpeados y robados cuando caminaban por la calles de Divinópolis, el día anterior al encuentro disputado entre el conjunto millonario y el anfitrión Atlético Mineiro. Por su parte, seguidores de Lanús, que enfrenté a Cruzeiro en el Estadio Mineirao, aseguraron que la Policía local los increpó por usar teléfonos celulares sin motivo alguno, les ordenaron guardarlos bajo la amenaza de secuestrárselo y deportarlos. “Nos tratan como mierda, nos amenazaban pegándole con la macana a una valla”, contó uno de los hinchas granates que viajó a Brasil.

Ninguna autoridad de turno con facultades para defender a los hinchas tomó nota sobre estos asuntos. Ni siquiera después de las bochornosas imágenes que se suscitaron en el último encuentro entre Brasil y Argentina por las Eliminatorias Sudamericanas, cuando se vieron obligados a intervenir los mismísimos futbolistas albicelestes por la vehemencia con la que los policías atacaron a los visitantes ubicados en esa tribuna (otra de las grandes fallas en los operativos que se realizan en Brasil). Y no se trata de la efervescencia que causan las instancias definitorias en los torneos, porque los simpatizantes de San Lorenzo que viajaron a Belo Horizonte por los octavos de la Libertadores para ver a su equipo ante el Mineiro, fueron corridos por la Policía en todo su sector designado. Otra vez macanazos, otra vez gases lacrimógenos, otra vez abuso de autoridad.

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