El peronismo es un gran paraguas protector en el que conviven múltiples vertientes. El kirchnerismo es una de ellas. Su lugar de asentamiento y poder está concentrado en la provincia de Buenos Aires. Y de esa plataforma surgen los nombres propios más trascendentes del espacio político. Quizás por eso no sea una novedad que el ring en el que está discutiendo Máximo Kirchner y Axel Kicillof esté armado sobre al tierra del conurbano bonaerense.

Los dirigentes que están parados afuera de los límites del kirchnerismo miran con fastidio la puja de poder entre el líder de La Cámpora y el gobernador bonaerense. “Es la conurbanizción del peronismo”, asegura un legislador nacional, que declara estar harto de las internas. “Pasamos cuatro años en un campo de batalla, fracasamos y llegó Milei. No entendieron nada”, agregó en tono de queja.

El acto que Máximo Kirchner hizo en La Plata una semana atrás parece haber sido el detonante del fuerte malestar que por estas horas atraviesa a la fuerza política en todo el país. Hay dos motivos centrales que se repiten en los reclamos: los mensajes hacia adentro de la interna peronista bonaerense en medio de la crisis económica y el ataque directo a Kicillof, al que muchos ven como el dirigente más representativo del peronismo, por su rol y sus elecciones ganadas.

Información en tu WhatsApp

Se parte de nuestra red, súmate al grupo de RADIO GABAL
y recibí las noticias en tu WhatsApp.

Te puede interesar: