Balcarce logró alcanzar hace muy pocos días lo que hasta entonces parecía un objetivo casi imposible: abrir una puerta comercial directa con China. Ese “milagro” ocurrió como resultado de una larga y dura lucha de un soñador, Federico Quintero, quien desde su emprendimiento ganadero comenzó a gestar una aparente utopía, viajar a ese lejano país y contactarse con empresarios orientales para ofrecerles el mejor de nuestros tesoros, que a su vez es el más preciado por ellos: alimentos.

Cuando quiso empezar a ver cómo convertir en realidad ese ambicioso proyecto fueron muchas las frustraciones por llamados nunca atendidos, puertas que lejos de abrirse se cerraban ante esa “locura” y oídos no dispuestos a “perder el tiempo escuchando ideas inalcanzables".

La Cámara de Comercio, de cuya comisión directiva Federico forma parte como secretario, supo ver que la iniciativa podía prosperar y le dio todo su apoyo. Fue ese el impulso necesario para seguir avanzando.

Cargando sobre su espalda toda la responsabilidad (y el costo), Quintero viajó en octubre del año pasado a China para participar de una de las exposiciones comerciales más grandes e importantes del planeta. Allí logró contactarse con gente de distintos rubros a quienes interiorizó sobre las muchas ofertas relacionadas con la alimentación a las que podían acceder, invitándolos a visitar nuestro terruño y comprobar “in situ” lo que les decía.

El compromiso verbal de concretar esa visita comenzó a cobrar forma merced a innumerables comunicaciones y, a partir de allí, fueron muchos los que comenzaron a prestar atención a lo que Federico había puesto en marcha –entre ellos la Municipalidad- y decidieron sumarse al proyecto que tuvo su materialización cuando dos directivos de una de las industrias dedicadas a la fabricación de maquinarias viales de China (la firma Kotai) confirmaron que viajarían a Argentina para –exclusivamente- visitar Balcarce.

El 1 de mayo, los integrantes de la comitiva china Zhang Shaobo, Yao Luting, y sus traductores Andrei Dmitriev y el argentino radicado en ese país, Marcos Cifuentes, fueron recibidos en el aeropuerto de Ezeiza por Quintero y en una combi dispuesta para tal fin emprendieron viaje rumbo a Balcarce donde tuvieron su primera experiencia gastronómica criolla en el establecimiento “don Emilio” quedando absortos con las tradicionales empanadas y la calidad de nuestras carnes, siendo asesorados sobre todo lo relacionado con el sistema productivo.
Por la tarde visitaron el establecimiento “El Volcán” del grupo “Los Lazos” siendo recibidos por Facundo Vázquez, integrante de la firma, y el médico veterinario Pablo Veiga quienes acompañaron a los visitantes a recorrer y asesorar sobre todo el circuito de producción para terminar conociendo al toro emblema de la firma anfitriona.

Tras una cena con un grupo de empresarios e industriales del rubro alimenticio locales y el pernocte en la ciudad, el 2 de mayo se concretó el acto protocolar en el microcine del Museo del Automovilismo Juan Manuel Fangio, el que fue encabezado por el Intendente Municipal Esteban Reino y un nutrido grupo de empresarios. A posteriori visitaron las instalaciones de la firma Finca Balcarce comprobando su capacidad exportable, manteniendo luego reuniones con empresarios locales y de la zona.

El viernes 3 los visitantes siempre acompañados por el referente de la Cámara de Comercio y en el vehículo en el que se movilizaron durante todo su recorrido emprendieron el regreso a la Capital para tras un breve paso por Neuquén retornar a su país, llevándose una imagen de la Argentina, y de modo especial de Balcarce, muy superior a la que podían tener.

La corta pero intensa visita a Balcarce dejó como saldo el acercamiento de varias empresas con posibilidades concretas de iniciar transacciones comerciales y el inicio de un trabajo mancomunado de la Cámara de Comercio, el Municipio y empresarios para que Balcarce esté presente este año con un stand en la feria de alimentos más importante de China acercando los productos que nuestro distrito puede ofrecer al mercado de mayor demanda de productos alimenticios del planeta.

En resumen, lo que comenzó como una utopía de un emprendedor “delirante” (así fue calificado por muchos) fue la llave que abrió la puerta hacia un futuro comercial con límites impredecibles.

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