Milei confirmó que estará en el G20 de Brasil y busca firmar con Lula el acuerdo Mercosur-Unión Europea
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(Desde Brasilia, Brasil) “No importa de qué color es el gato, lo que importa es que cace ratones”. Es esa una frase que inmortalizó el líder chino Deng Xiaoping y que en las relaciones internacional se suele usar como sinónimo de pragmatismo en la política exterior. Javier Milei sostiene una línea ideológica en lo discursivo, pero da señales de ser pragmático en el plano diplomático. Especialmente, en lo comercial. Otro gesto en ese sentido es la confirmación de su presencia en el G20 que se hará el mes de viene en Río de Janeiro.
Milei fue invitado personalmente por Lula Da Silva, presidente de Brasil y anfitrión de la cumbre global de líderes. No obstante, por los roces entre ambos y las diferencias ideológicas, desde Casa Rosada habían demorado la confirmación de asistencia. Si bien el Gobierno había deslizado el tema en el informe que Guillermo Francos, jefe de Gabinete, presentó ante el Congreso este año, ahora se conoció que el Presidente envió, a través de la diplomacia argentina, la carta a Brasilia confirmando su asistencia.
La Cancillería argentina estuvo en contacto todo el año con Itamaraty para organizar las reuniones de los comités técnicos que tiene el G20. Federico Pinedo, sherpa argentino ante ese organismo multilateral, lidera el proceso que elabora el documento final que firmarán los Jefes de Estado el 18 de noviembre en Río de Janeiro. La ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, viajó a la cumbre de cancilleres del G20 de este año. Empero, aún era una incógnita si Milei estaría presente.
El líder libertario tiene diferencias con el multilateralismo, que plasmó el mes pasado en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU). Pero conoce la importancia de estar presente y fijar su posición. Así lo hizo en el G7 de Italia, a donde fue invitado por Giorgia Meloni, presidenta italiana. No obstante, su ausencia en la reunión de presidentes del Mercosur, que se hizo este año en Asunción, para esquivar una foto con Lula, abrió el interrogante sobre su posible deserción al G20 de Río de Janeiro.