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A un mes de la devastadora inundación que azotó a Bahía Blanca, las secuelas aún son visibles en los barrios más afectados. Entre la angustia y el esfuerzo incansable por reconstruir, se alzan voces comprometidas como la de Natalia Silvera, vecina y voluntaria solidaria que se ha convertido en un pilar fundamental para muchos damnificados.