La Justicia de Mar del Plata condenó a 16 años de prisión a Natalia Etcheverry por el asesinato de su hija de 8 años con discapacidad, ocurrido en 2022, tras suministrarle una combinación letal de alcohol y drogas.
Durante tres jornadas de debate, la fiscal Florencia Salas presentó pruebas que confirmaron, según su alegato, que se trató de un homicidio doloso. La niña tenía 2,27 gramos de alcohol en sangre y restos de éxtasis y benzodiacepinas en el estómago que aún no se habían metabolizado.
La fiscalía sostuvo que la muerte fue un homicidio agravado por el vínculo, ya que tanto la droga como el alcohol fueron suministrados con intención homicida, “como un arma para matar”. Los jueces Juan Manuel Sueyro, Federico Wacker Schroder y Fabián Riquert coincidieron con esta interpretación y dictaron una condena de 16 años de prisión, considerando “circunstancias extraordinarias de atenuación” y descartando la perpetua. Además, revocaron el arresto domiciliario de Etcheverry y ordenaron su inmediato traslado a la Unidad 50 de Batán. La defensa había pedido la absolución o, en su defecto, una condena por abandono de persona.
El debate judicial
El eje del juicio fue determinar si la muerte de la menor había sido un accidente o un homicidio. Los jueces remarcaron que la primera autopsia indicaba una “muerte por intoxicación medicamentosa o droga”. La perito señaló que verificó tres veces el resultado debido al alto nivel de alcohol en sangre encontrado, equivalente al consumo de un litro de vino. Además, la niña tenía éxtasis y un ansiolítico, aunque este último no influyó en su deceso.
El caso
El caso salió a la luz el 30 de noviembre de 2022, cuando la imputada fue detenida en una vivienda del barrio López de Gomara. La investigación indica que todo comenzó el 3 de septiembre de ese año, cuando la niña falleció en una casa de Luzuriaga al 1200. Etcheverry declaró que la había encontrado muerta y atribuyó la causa a los trastornos epilépticos y el retraso madurativo que padecía. Inicialmente, los médicos certificaron el deceso como muerte natural, al no detectar signos de violencia externa.
La causa tomó otro rumbo cuando el padre de la niña se presentó ante la fiscalía, expresando sus sospechas sobre su expareja. Aunque ya se había emitido un certificado de defunción por causas naturales, la Fiscalía N° 1 solicitó la exhumación del cuerpo y ordenó nuevos estudios al Cuerpo Médico Forense de la Policía Científica, que determinaron la intención homicida de la madre.
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