Más previsiones: Tiempo en 25 días

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) atraviesa una etapa de transformación estructural. A partir de esta semana, el organismo dejó atrás su tradicional esquema de gobernanza colectiva —con representación de sectores políticos, rurales, universitarios y científicos— para quedar bajo el control directo de una conducción única designada por el Poder Ejecutivo.

El nuevo presidente del organismo, Nicolás Bronzovich, formalizó los lineamientos de esta nueva etapa ante directores de estaciones experimentales y centros regionales. Acompañado por Claudio Winograd —nuevo administrador general—, el funcionario indicó que la prioridad será reducir el aparato administrativo, concentrar decisiones y avanzar con un plan de ajuste.

Entre las primeras definiciones, se anticipó:

  • El cierre de 41 agencias de extensión rural (AERs) y de la estación experimental AMBA.

  • Reducción de alquileres a cero, prescindencia de edificios, y remate de 600 vehículos en desuso.

  • Eliminación de líneas telefónicas corporativas: cada trabajador deberá usar su propio dispositivo.

  • Centralización de compras y fin del manejo directo de fondos por parte de las estaciones experimentales.

  • Unificación de criterios en las cooperadoras de cada experimental y control del sistema de balance.

  • Exigencia de presentismo obligatorio para todo el personal.

Bronzovich también confirmó que se trabaja en tres modelos de reestructuración, que podrían reducir los actuales cinco centros regionales y seis centros de investigación. El nuevo esquema requiere aprobación del Ministerio de Economía y de la cartera de Desregulación.

Uno de los puntos más sensibles del plan oficial es el ajuste de personal. Se busca reducir la planta de 6.000 empleados en unas 1.500 personas, lo que representa un recorte del 25%. Se abrirá una etapa de retiros voluntarios entre el 10 y el 15 de agosto, especialmente en áreas que serán consideradas no prioritarias. También se suspendieron nuevas contrataciones y se anticipó que toda designación deberá ser avalada por el Ministerio de Desregulación.

“Nos hará perder capacidades, pero desarrollaremos nuevas”, fue la frase que utilizó Bronzovich al explicar el impacto del recorte, que ya comienza a sentirse en las distintas unidades del INTA.

Por otro lado, si bien se descartó por ahora la eliminación total del área de extensión, se anticipó una revisión de sus funciones y una eventual reconversión hacia agencias virtuales. También se reforzará la vinculación tecnológica con el sector privado a través de Intea y la Fundación ArgenInta, y se buscará una mayor coordinación con empresas de base tecnológica.

En cuanto al futuro de la investigación y desarrollo dentro del INTA, se adelantó que será el Consejo Técnico —conformado por representantes del Estado y de las entidades rurales— el que defina las prioridades tecnológicas y de programa. Mientras tanto, el enfoque inmediato estará puesto en "ordenar lo administrativo", según señaló el presidente del organismo.

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