La investigación, liderada por la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), señala que el grupo identificaba y reclutaba colaboradores con el fin de desarrollar operaciones de desinformación y recopilación de información política estratégica para los intereses de Rusia.
Mantenía conexiones con el llamado “Proyecto Lahkta”, el mecanismo atribuido al brutal Yevgeniy Prigozhin, líder de la empresa de mercenarios Wagner y figura central de las operaciones encubiertas rusas hasta su muerte en pleno vuelo en agosto de 2023 tras desafiar públicamente a Vladimir Putin.
El principal organizador local sería Lev Konstantinovich Andriashvili, ciudadano ruso asentado en Buenos Aires, junto a su esposa Irina Iakovenko. Ambos dispusieron de financiamiento ruso para fortalecer la red y aprovechar el marco migratorio flexible de la Argentina, donde desde 2009 se permite el acceso sin visado a ciudadanos rusos.
El objetivo desde hace años es simple: infiltrar agentes y formar circuitos de lealtad al Kremlin, influir en debates públicos y preparar individuos que puedan obtener documentación local válida, facilitando en muchos casos el posterior desplazamiento hacia otras regiones como Europa siendo plenamente argentinos.
Las actividades de estos agentes incluían la creación y difusión de contenidos en redes sociales, la captación de contactos en organizaciones no gubernamentales y civiles, y la realización de grupos focales destinados a mapear simpatías, opiniones y posibles focos de resistencia a políticas pro-rusas.
Además, la célula rusa habría recolectado datos sensibles de tipo político e institucional, elevando el nivel de alarma sobre la posible manipulación de procesos electorales y la participación extranjera directa en dinámicas sociales internas del país.
Te puede interesar: